Desde el calor del fogón en la ruca hasta los mercados modernos, el arte del telar mapuche sigue tejiendo historias de identidad y esfuerzo. Desde 2021, 40 mujeres de Tirúa, Cañete, Contulmo y Lumaco son las protagonistas del proyecto Kuifi Kimün (sabiduría ancestral), una iniciativa impulsada por CMPC para revalorizar este oficio y potenciar el impacto de las tejedoras en sus comunidades.
Sandra Raín es una tejedora mapuche, oriunda de la comunidad Raiman Pinoleo, comuna de Lumaco. Criada entre fogones y lanas, aprendió lo mejor de este arte gracias a su abuela: “Yo me crie con mi abuela, y ella me enseñó desde chica todo sobre lanas y tejidos. Somos varios hermanos, pero la única que lleva la cultura soy yo y eso me gusta, me emociona y me hace sentir orgullosa, ya que los tejidos son una cultura viva, especialmente de nuestra cultura mapuche”.
“Con las otras lamgen (mujeres) aprendemos diversas técnicas en el tejido, y esta oportunidad que se nos presentó con Kuifi Kimün es muy importante, ya que ha significado un cambio en la vida de muchas artesanas; nos ayudó a creernos más el cuento, tanto como artesanas y mujeres mapuche”, señaló Sandra Rain, quien contó su experiencia siendo parte del proyecto Kuifi Kimün.
En las palabras de las tejedoras más experimentadas se escucha un legado vivo: el recuerdo de aprender desde niñas junto a sus abuelas y madres, hilando fibras bajo la tenue luz del fogón. A través del witral, el telar mapuche, crearon piezas utilitarias como chamales, fajas y mantas, que no solo abrigaban cuerpos, sino también sueños. Estos tejidos, además de ser indispensables para la vida diaria, eran una forma de intercambio y sustento en los pueblos cercanos.
También ha sido parte del proyecto María Calbul, de la comunidad Los Maitenes de Cañete. A los 13 años y junto al fogón, aprendió a tejer gracias a las enseñanzas de su tía abuela. Sus primeros trabajos fueron frazadas y luego mantas. “Para mí es una alegría poder rescatar lo que hacían nuestros antepasados y crear diferentes diseños en el telar. Aunque esta tradición se estaba perdiendo, siento que ahora se está retomando. Estoy contenta con este proyecto, porque nos permite trabajar juntas, recibir apoyo y mantener vivo este oficio tan significativo para nuestra cultura”, destacó la tejedora.
Además de ser un espacio para la preservación cultural, la agrupación se ha transformado en una herramienta de empoderamiento para las mujeres de la comunidad, ya que, a través de la venta de sus productos, las tejedoras pueden obtener ingresos adicionales que contribuyen al sustento de sus familias y al desarrollo económico de su comunidad.
Para Magdalena Le Blanc, directora del proyecto Kuifi Kimün, el trabajo realizado con las mujeres de este programa ha sido muy gratificante: “Ellas han mantenido las tradiciones, pero gracias a este proyecto han logrado integrar lo tradicional con las necesidades del mundo actual, siempre manteniendo el uso de las técnicas ancestrales y cuidando los detalles para obtener artículos de alta calidad; lo que finalmente repercute en su calidad de vida, y en la autoestima de las tejedoras que ven que sus productos hechos a mano son valorados y comercializados en la tienda Primeros Pueblos”.
Las confecciones de Sandra y otras tejedoras que son parte de este proyecto se venden en la tienda Primeros Pueblos, que se adhiere a los principios del comercio justo, un movimiento social y global que promueve patrones productivos y comerciales responsables y sostenibles, generando oportunidades de desarrollo para pequeños productores.
«Ha sido muy gratificante ver cómo un proyecto que promueve la asociatividad y el rescate de saberes y tradiciones antiguas puede ser un factor transformador en la vida de las tejedoras mapuche. Nos emociona saber que pueden mostrar su trabajo, sin perder la esencia de su sabiduría ancestral, y que este es valorado por cientos de clientes que buscan la calidad y originalidad de las creaciones que ellas elaboran», señaló Ignacio Lira, gerente de Asuntos Públicos de CMPC Bosques.